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25.8.2016
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SALTA AL AGUA CON TU BEBÉ: VENTAJAS DE LLEVAR AL MÁS PEQUEÑO DE LA CASA A LA PISCINA

SALTA AL AGUA CON TU BEBÉ: VENTAJAS DE LLEVAR AL MÁS PEQUEÑO DE LA CASA A LA PISCINA

Pocas cosas hacen más feliz a un bebé que un buen baño en agua templada. Los efectos relajantes del agua sobre el pequeño cumplen una doble función de estimulación sensorial y eliminación del estrés que benefician por igual a padres y a hijos. 

Desde que nacen, los bebés tienen una inclinación natural por el medio acuático que, si sabemos aprovecharla, puede mejorar mucho la calidad de vida de toda la familia. Por lo general, a partir de las seis semanas de edad es buen momento para empezar a acercar a nuestro pequeño al agua y disfrutar juntos de las estupendas ventajas que ofrecen las clases de natación para bebés.

Los beneficios de las clases de natación para bebés son variados. Por un lado, el niño mejora su coordinación motriz y desarrolla suavemente el tono muscular, algo que será muy útil cuando se lance a andar por el apoyo extra que recibirá su musculatura. El ejercicio también favorece el fortalecimiento de los sistemas cardiorrespiratorio e inmunológicos del bebé, haciendo que nuestro hijo crezca más sano y fuerte.

Por otro, la capacidad intelectual de los pequeños también se ve estimulada por el contacto con el ambiente acuático y la realización de los ejercicios dentro de la piscina. Dentro del agua, el pequeño interactúa con juguetes, con otros niños y con el propio medio acuático con naturalidad, desarrollando sus funciones cognitivas y favoreciendo el desarrollo de una inteligencia despierta y de mejores habilidades sociales.

Un aspecto muy importante es que durante las clases el pequeño está en permanente contacto con sus padres, reforzando así la relación afectiva y los lazos de confianza. Este tiempo de disfrute entre padres e hijos es un tiempo de calidad que mejora la comunicación y el entendimiento entre ambos. 

Además, reincorporarse a la vida activa después de tener un bebé puede ser complicado. Los horarios de los nuevos padres son limitados y a menudo con los cambios que trae consigo la paternidad han perdido el hábito de hacer ejercicio. Las clases de natación para bebés son una buena forma de retomar el contacto con el gimnasio a la vez que se estrechan estos vínculos con el pequeño. 

Una preocupación habitual en muchos padres a la hora de acercar a sus bebés a la piscina es la seguridad. Sin embargo, no hay de qué preocuparse porque las piscinas están adaptadas especialmente al baño de los más pequeños de la familia.

La temperatura de las piscinas para bebés suelen encontrarse a una media de 32 grados para crear un ambiente confortable, en especial para los menores de seis meses. Los bebés pierden calor más rápido que los adultos, así que es importante tenerlo en cuenta a la hora de programar la duración de las sesiones, no recomendándose prolongarlas más de media hora para los menores de un año.

Las clases de natación para bebés se organizan en grupos reducidos para mantener esa comunicación tranquila entre padres e hijos. La idea es crear un ambiente relajado y divertido donde los pequeños puedan explorar y descubrir un nuevo medio al mismo tiempo que disfrutan de los beneficios de estar sumergidos en el agua.

Para los bebés más inquietos, esta actividad puede ser un buen remedio para liberar ese exceso de energía que vuelve locos a sus padres. Al fin y al cabo, no hay nada como el ejercicio para disfrutar después de un placentero sueño.

Hoy en día, gracias a los pañales impermeables es posible disfrutar con tranquilidad de un buen baño guiado en la piscina con nuestro bebé sin temor a pequeños escapes. Eso sí, nadar da hambre también a los más pequeños, así que recuerda meter la merienda en tu bolsa de natación. 

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